domingo, 7 de julio de 2013

Visión de Futuro.

He conocido a una persona admirable: te comento en pocas palabras, es alguien que nunca has conocido, alguien con quien te identificas, con quien hablas.... Alguien como...

- ¿Alguien como yo? Morena-.

- No seas pedante, no hablo aun de ti, hablo de alguien, que es alguien penetrante en todos los sentidos, que se te mete en la cabeza, alguien casi igual a tu ser… Alguien…

- Tierno, sofisticado, normal, que te dice lo bella que eres cada día, ¿Te refieres a alguien así?-.

-No me refiero a alguien así-. El seguía sentado mientras me levantaba de la silla, intentaba organizar mis pensamientos… Sabía que había conocido a alguien, pero no podía pensar mientras me hablaban.

- Aunque no lo quieras admitir soy yo -.

Gire la cara para mirarlo… Tal fue mi sorpresa que solté la pequeña libreta… ¿Por qué eres tú?, me salió antes que pudiera acallar la verdad, son esos momentos en tu vida que no entiendes porque estás ahí, en ese exacto lugar con aquella hora maldita.

-Solo se que soy yo, no soy una imaginación, ni un mal sueño, no estás dormida sino despierta.

-Aun así, si eres tu demuéstramelo, mi persona era admirable, era interesante, era perfecta, era una idea inasequible e inolvidable.

- Yo soy más que una idea, soy mejor y lo sabes.

El momento que dijo esas palabras, me di cuenta que era él, más que una idea, más que una imaginación, estaba ahí. Materializado en física pura, no tenía nombre, no tenia dueño, solo levantaba la cabeza mientras observaba el mundo. Era el. Un personaje increíble que había nacido de la manera mas irremediable posible.

- Solo para que lo sepas soy un arlequín, no que te importe mucho, pero he estado en tu cabeza, y se como es estar ahí adentro.

- ¿Un arlequín? ¿Qué es eso? -. Seguia teniendo problemas de mantener la conversa, no era una persona fácil, solo me miraba de vez en cuando, sin posible aire de sentimientos, quiero decir que solo… estaba ahí.

- Un SEÑOR arlequín, es una persona, nacida hace muchos, muchísimos años, que hace reír a la gente, una figura antigua que se disfrazaba para provocar… las carcajadas.  


Había conocido a una persona admirable, de la manera más surrealista posible, un personaje, imaginario o real, la verosimilitud que presentaba me intrigaba y se volvía más intrínseco con cada instante. Un aura de misterio rodeaba toda esta escena mientras seguíamos comentando. Solo era el comienzo...