En las últimas películas y series
que he decidido mirar, existe una cierta simpatía continua por presentar a los
supuestos héroes, como “maquiavélicos” personajes que distinguen el mal del
bien, pero deciden tomar acciones bajo su propia justicia manteniendo las
apariencias de rebeldes.
Dibujo de Walter White, personaje de Breaking Bad |
Es la maldición del antihéroe, el
más reciente y famoso de todos es Walter White, quien es un padre de familia
que decide entrar en el mundo de la droga al enterarse de que tiene cáncer. Sin
embargo ¿De qué manera esto cambia la sociedad?, 3 años después de estudiar
ciencias políticas y gestión pública, me he dado cuenta que el reflejo de la
sociedad se ve en las series y películas que surgen. Os compruebo mi teoría,
hace unos años, las muertes y los actos perpetrados en una de las mejores
adaptaciones gráficas, obviamente estoy hablando de la serie de Game of thrones, no podrían haber
conseguido el rating que consiguen con cada episodio, y tras su cuarta
temporada continúan siendo una de las series más populares de los últimos
tiempos.
Sin embargo ¿Qué futuro
planteamos ante la sociedad con esta clase de fanatismo?, Los tiempos están
cambiando y la sociedad se renueva, planteamos entonces un mejor mundo en donde
acciones basadas en la “justicia por tu mano” son correctas y respetadas. Lo
más sorprendente de esta maldición atractiva, es que empresas que pregonaron el
bien o el mal, en su máximo radicalismo, ahora están cayendo en la tendencia.
Mirar la última película de Disney Maleficient
(Maléfica), donde una de las villanas que marcaron mi infancia con su
temible risa y su esbelta figura opaca, ahora… es una maldita antihéroe.
En conclusión, acordémonos que
todos tenemos héroes a quienes alabar y que probablemente serán más reales para
nosotros que muchos propios conocidos de nuestra vida ¿Queremos pues que el
futuro solo recuerde antihéroes? Nada ni nadie es perfecto, la humanidad misma
es una continua prueba de fallos y mejoras… pero entre cada fallo tiene que
haber algo muy bueno, porque por cada si hay un no. No solo intermedios
ambiguos que nos presentan éticas y morales decadentes, añadiéndoles una
desafección por la sociedad y sus construcciones normativas.